Nuestros mejores jóvenes filósofos se han dado cita en Madrid los días 24 y 25 de este mes de abril. Han sido dos días, escasos, en los que conjugar la reflexión filosófica con el ocio y el compañerismo; vida y filosofía para celebrar la II Olimpiada filosófica de España.
A las 15:00 horas del viernes, puntualidad inglesa, los organizadores nos recogían a la puerta del albergue madrileño de Santa Cruz de Marcenado para emprender el viaje en metro, atrevido por la cantidad de personas asistentes, hacia el instituto Isabel la católica, un lugar cargado de historia enclavado en las inmediaciones del parque del Retiro.
Una vez allí, fuimos recibidos por la directora del Instituto, el jefe de departamento de Filosofía y el presidente de la II OFE quienes, tras una acogedora bienvenida, dieron por inaugurada la jornada filosófica.
Fue el tiempo de Noemí y César, nuestros ganadores en dilemas, y de Alicia y Diana Sofía, nuestras ganadoras en ensayo. Durante una hora y media pusieron de manifiesto, junto con los/as representantes del resto de Comunidades autónomas, sus conocimientos y su valía dando respuesta a las cuestiones planteadas: Un dilema centrado en la objeción fiscal (en plena campaña de la declaración de la renta), para los finalistas de dilemas y una cuestión sobre la posible naturaleza violenta del ser humano, para los ensayistas.
Finalizado el tiempo de trabajo pudimos disfrutar de un largo y tranquilo paseo por Madrid para acercarnos a la plaza de Cibeles, en concreto al Centro cultural “Madrid centro centro” (antiguo correos). El destino de nuestro paseo, espectacular. Un lugar emblemático desde cuya azotea disfrutamos de una panorámica de Madrid. ¡Qué sensación la de sentirse, durante unos minutos, ave que sobrevuela el transcurrir del tráfico y la marcha atribulada de la gente!
El sábado nos dimos cita en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid. Nervios por saber la decisión del jurado que desvelaría los nombres de los ganadores/as mezclados con la emoción de estar en un lugar de tan larga tradición filosófica, un salón en el que, recordaba Don Antonio Campillo (presidente de la REF), él había escuchado a Aranguren.
Una mañana intensa la del sábado, un tiempo para la reflexión que comenzó con tres micro-representaciones teatrales seguidas de una interesante charla entre actores y público. Los actores, físicos aficionados al teatro, no sólo nos sorprendieron con su buen hacer, la elección de las obras, su disposición amable,… sino que también dejaron en nosotros la sensación de que la reflexión filosófica no está, en absoluto, desligada de la reflexión científica sino más bien ligada a ella como si de una hermana se tratara, por más que los planes de estudios se empeñen en separarlas.
Tras un café reconstituyente, necesario para calmar la inquietud estomacal generada por el hambre y por los nervios de saber si nuestros chicos y chicas estaban entre los ganadores, llegó el tiempo de las alegrías, y las decepciones. Los ganadores y ganadoras, presos de los nervios y del entusiasmo, defendieron sus trabajos (foto, dilema, ensayo) con la valentía de los grandes, provocaron entusiastas aplausos entre el público y nos dejaron un sabor agridulce pues si bien por un lado fue grato disfrutar de la llama viva del pensar filosófico, por otro, nos quedó un pelín de tristeza por no hacer conseguido traernos algunos de los premios.
No hubo medalla olímpica pero las dos jornadas en sí mismas ya fueron en sí un premio. Me quedo con la frase que le escuché a una madre: “Gracias hijo por lo que estoy disfrutando, sin ti esto no hubiera sido posible”
Si queréis conocer a los ganadores en esta página de la OFE podéis conocerlos. Y más adelante esperamos que nos pongan fotos, vídeo así como los trabajaos ganadores.